miércoles, 17 de octubre de 2012

Después de las Elecciones!

Una de las cosas buenas que tiene el vivir fuera de Venezuela, es darte cuenta de dos situaciones: la primera, que aprendes a valorar y darte cuenta de lo que posee y te ofrece tu patria y la segunda, que caes en cuenta de que un gran porcentaje de los compatriotas que igualmente viven fuera del país mantienen muy adherido, como se lleva el ombligo en la barriga, ese arraigue de la famosa viveza criolla, el creerse, además, mejor o más importantes que otras personas y de rehusarse a no aprender las costumbres del país de relevo que escogimos para vivir, en este caso USA. Lo que aumenta o genera la mala reputación que tenemos.
Cuando me consigo un Venezolano así, me da cierta rabia el pensar que por qué demonios tiene que ser de esta manera lo que directamente me lleva a la fatídica conclusión de que por ello es que estamos como estamos, JODIDOS! Sin embargo para mi alivio y satisfacción como Venezolana, aún existe una gran número de Venezolanos que actúa de manera distinta. Lo pude vivir en mi pasada visita al país en Enero de este año. Personas de diferentes edades y estratos sociales poseen otras y mejores características las cuales en algún momento de nuestra historia nos definieron como un país de gente amable y sencilla, que brinda la mano al necesitado con la sencillez por delante que tiene un campesino y un verdadero rico de cuna. Ello me dio un halo de esperanza de que aún podemos ser un pueblo como tantos otros e incluso mejores pero en un sentido totalmente divorciado de la arrogancia y esa esperanza aumentó el pasado Domingo 07 de Octubre del presente, cuando con lágrimas en los ojos observaba la televisión donde informaban paso a paso el proceso de votación para elegir al presidente de nuestra patria.
De inmediato procedí a escribir en el Facebook lo orgullosa que estaba de todos los Venezolanos, en especial de aquellos que se trasladaron por diferentes vías a New Orleans para poder ejercer su derecho al voto. De los que facilitaron esta labor y de los que estuvieron como voluntarios para vigilar que todo marchase debidamente. Me conmovió de sobremanera una hermosa anciana que no había dormido la noche anterior porque se la pasó orando para no morir antes de poder votar.
Estos son los Venezolanos que necesitamos para dar el ejemplo de que cuando se desea hacer las cosas bien y con el corazón, se puede lograr.
Tengo la certeza de que miles de nosotros, incluso gente de otras nacionalidades pudieron notar esto y así como histórica fue la jornada por desarrollarse de una manera pacífica y ordenada, será histórico el esfuerzo que se hizo y se seguirá haciendo por cambiar nuestra imagen para ser mejores ciudadanos, mejores hermanos e hijos de una gran nación como lo es Venezuela. Aún se puede, no perdamos la esperanza!